Electricidad a partir de las olas
Responsabilizan a un chip fabricado por Infineon de los problemas del iPhone
Microchip para visión artificial en humanos
Cristales fotónicos de silicio, cruciales en un sistema de invisibilidad óptica
Electrónica transparente, un gran avance en energía solar
Un casco que lee la mente aspira a revolucionar el sector de los videojuegos Si el mando de la Wii le pareció innovador, ahora imagine poder desplazar su personaje en un videojuego sólo con pensarlo o hacer desaparecer un objeto de la pantalla únicamente imaginando que ya no está ahí. Parece ciencia ficción, pero se trata del EPOC, un casco que llegará a las tiendas de EEUU a finales de este año y que, según sus creadores, revolucionará el sector de los videojuegos y tendrá importantes aplicaciones en áreas como la defensa o la medicina. Desarrollado por Emotiv Systems, una firma australiana con parte de sus oficinas en San Francisco, EPOC es capaz de leer los impulsos eléctricos cerebrales y transformarlos en movimientos del cursor. Sus creadores han adelantado que costará 299 dólares (unos 200 euros) y estará disponible en EEUU "en los próximos meses", aunque aún se desconoce si Emotiv lo distribuirá en solitario o en cooperación con alguna consola para videojuegos. "Va a cambiar la cara de los juegos electrónicos haciendo posible que los juegos sean controlados e influenciados por la mente del jugador", dijo a Efe Tan Le, presidenta y cofundadora de Emotiv. "Cuando las neuronas interactúan, se emite un impulso eléctrico que puede ser observado usando electroencefalografía no intrusiva", explicó Le. "EPOC -añadió- usa esta tecnología para medir las señales". El casco es capaz también de detectar más de 30 expresiones faciales y emociones del usuario y, según Le, "ha sido probado con cientos de personas y siempre ha funcionado". El resultado es que el jugador puede realizar acciones básicas como mover o hacer desaparecer objetos en la pantalla sólo con imaginar estas acciones. Además, EPOC es capaz de analizar el estado de ánimo del usuario y, por ejemplo, aumentar la dificultad del juego si detecta que está aburrido. En un futuro, la capacidad de EPOC para interpretar las expresiones faciales también podrá aplicarse a los videojuegos, afirman en Emotiv. Así, por ejemplo, el jugador sólo tendrá que sonreír para hacer sonreír a su avatar -personaje que representa al usuario- en Second Life en lugar de teclear esta acción. Emotiv ha trabajado durante cinco años en este producto y ha preferido centrarse en sus aplicaciones para videojuegos, pero sus responsables reconocen que los usos podrían ir mucho más allá. "Consideraremos también en el futuro las oportunidades que ofrece el sector médico", dijo Le. Entre otras aplicaciones potenciales citó "la televisión interactiva, el diseño de accesibilidad, la investigación de mercados o la seguridad". Emotiv ha firmado además un acuerdo con el fabricante de ordenadores IBM para explorar el potencial de esta tecnología "en mercados estratégicos empresariales y mundos virtuales", afirmó Le. Los que han tenido la oportunidad de probar el casco afirman que cuesta un poco hacerse a él. El usuario debe ajustar hasta 16 sensores y es algo complicado acostumbrarse al funcionamiento, pero una vez logrado el aparato es muy intuitivo, añaden. Si se cumplen los planes de sus fabricantes, EPOC promete ser la sensación de esta temporada navideña, pero algunos expertos dudan de que vaya a convertirse rápidamente en un fenómeno de masas o en el sucesor de la Wii. "No creo que esté preparado para ser tan preciso como sería necesario para funcionar como un sustituto de la consola en la mayoría de los juegos", dijo Brian Crecente, una de las personas que han probado el casco y colaborador del blog especializado en videojuegos Kotaku.com. "Lo que más me interesó fue el concepto de que este aparato puede captar tus emociones", escribió Crescente en su blog. "Imagina, por ejemplo, un Silent Hill -una popular saga de videojuegos de terror- que sabe lo que más te asusta y lo aterrado que estás en cada momento del juego. Las implicaciones dan miedo", subrayó el experto.
Inesperada molécula capaz de computación cuántica controlable La extraña conducta de una molécula en un chip experimental de silicio ha llevado a un descubrimiento que abre las puertas a la informática cuántica en los semiconductores. Unos investigadores han creado una nueva molécula híbrida en la cual su estado cuántico puede ser manipulado intencionadamente, un requisito previo requerido para la fabricación de computadoras cuánticas. El funcionamiento esencial de los ordenadores tradicionales no ha cambiado desde que eran gigantes del tamaño de una habitación, hace 50 años. Hoy todavía utilizan como bits de información los unos y los ceros, para almacenar y procesar datos. Las computadoras cuánticas se aprovecharán de las extrañas conductas existentes en la física cuántica para procesar la información utilizando los bits cuánticos o qubits. Así, tales computadoras podrían procesar una cantidad colosalmente mayor de información que las más potentes de las convencionales de hoy en día. Si a un ordenador tradicional se le da la tarea de buscar el número de teléfono de una persona en una guía de teléfonos, mirará cada nombre, siguiendo el orden con que aparecen en el listín, hasta encontrar el número deseado. Los ordenadores convencionales pueden hacer esto mucho más rápido que cualquier persona, pero el modo en que trabajan sigue siendo el propio de una tarea secuencial. Sin embargo, una computadora cuántica podría mirar simultáneamente todos los nombres en la guía de teléfonos. Las computadoras cuánticas también podrían aprovecharse de las raras paradojas de la mecánica cuántica, algunas de las cuales parecen ir contra el sentido común, incluso el de los físicos. Por ejemplo, dos computadoras cuánticas podrían, en teoría, comunicarse instantáneamente a través de cualquier distancia imaginable, incluso de un sistema solar a otro. Albert Einstein, en una carta a Erwin Schroedinger en los años treinta, escribió que en un estado cuántico las moléculas en un tonel de pólvora habrían tanto explotado como no explotado dentro de él, una noción que llevó a Schroedinger a su famoso experimento imaginario del gato en una caja. Este estado cuántico de "ni aquí ni allí" es lo que puede controlarse en esta nueva molécula, simplemente alterando el voltaje del transistor. Hasta ahora, el desafío había sido crear un semiconductor para computadora en que el estado cuántico pudiera controlarse creando un qubit. Si se quiere construir una computadora cuántica, se tiene que poder controlar la ocupación del estado cuántico. Gerhard Klimeck (de la Universidad Purdue) y sus colaboradores de la Universidad Tecnológica de Delft en los Países Bajos, y de la Universidad de Melbourne en Australia, han logrado una forma de controlar la situación del electrón en un átomo artificial, y, por consiguiente, controlar su estado cuántico con un campo eléctrico aplicado externamente.
Añadir imperfecciones a una célula solar para perfeccionarla La nanotecnología está sentando las bases hacia células solares mejoradas. Ahora, unos investigadores demuestran que una película de nanotubos de carbono puede ser capaz de reemplazar dos de las capas usadas normalmente en una clase de célula solar, con un rendimiento mejorado y a un costo más bajo. Los investigadores han encontrado una manera sorprendente de dar a los nanotubos las propiedades que necesitan: agregando defectos. Actualmente esas células solares no mejoradas tienen una película transparente hecha de un óxido que se aplica al vidrio y que conduce la electricidad. Además, una película separada hecha de platino actúa como catalizador para acelerar las reacciones químicas involucradas. Sin embargo, ambos materiales tienen desventajas. Las películas de óxido no pueden ser fácilmente aplicadas a los materiales flexibles: funcionan mucho mejor sobre un substrato como el vidrio, rígido y resistente al calor. Esto aumenta los costos y limita los tipos de productos que pueden ser fabricados. El platino tiene un alto costo y el equipo necesario para crear las películas de platino es también bastante caro. Jessika Trancik, del Instituto de Santa Fe, Scott Calabrese Barton de la Universidad Estatal de Michigan y James Hone de la Universidad de Columbia, decidieron utilizar los nanotubos de carbono para crear una sola capa que pudiera realizar las funciones de las capas de óxido y de platino. Necesitaban que tuviera tres propiedades: transparencia, conductividad y actividad catalizadora. Las películas ordinarias de nanotubos de carbono son mediocres en cada una de estas propiedades. Las maneras más obvias de mejorar una de estas propiedades, implican sacrificar alguna de las otras. Por ejemplo, haciendo la película más gruesa se mejora su propiedad como catalizador, pero entonces es menos transparente. Algunas teorías anteriores habían sugerido que los materiales pueden funcionar mejor como catalizadores cuando tienen diminutos defectos, que sirven como sitios de "anclaje" para los enlaces químicos. Así que los investigadores expusieron los nanotubos de carbono al ozono, que los hace algo rugosos. Comprobaron que las películas muy delgadas se convierten en catalizadores diez veces mejores. De hecho, el rendimiento que se consigue está cercano al del platino. Para mejorar el compromiso entre la transparencia y la conductividad, los investigadores probaron otro "truco" en la capa del fondo de los tubos: crearon nanotubos de carbono mucho más largos. Esto mejoró la conductividad y la transparencia.
Refrigeradores minúsculos para enfriar los ordenadores del futuro Investigadores en la Universidad Purdue están desarrollando un sistema de refrigeración lo suficientemente pequeño como para instalarse dentro de ordenadores personales y hasta de portátiles. Esta tecnología de enfriamiento podría aumentar el rendimiento de los ordenadores y disminuir su tamaño. (NC&T) A diferencia de los sistemas de enfriamiento tradicionales, que utilizan un ventilador para hacer circular aire a través de disipadores de calor (dispositivos con aletas unidos a los chips de los ordenadores), la refrigeración en miniatura podría incrementar de forma espectacular la cantidad de calor eliminable, según Suresh Garimella, Profesor de Ingeniería Mecánica. Esta investigación se centra en averiguar el mejor modo de diseñar compresores y evaporadores, componentes miniaturizados que son críticos para los sistemas de refrigeración. Los investigadores desarrollaron un modelo analítico para diseñar compresores pequeños que bombeen los fluidos refrigerantes utilizando diafragmas del tamaño de una moneda de 1 centavo, y validaron el modelo con datos experimentales. Las membranas elásticas están confeccionadas con hojas ultradelgadas de un plástico especial, y revestidas con una capa metálica conductora de la electricidad. La capa metálica permite mover el diafragma hacia delante y hacia atrás utilizando cargas eléctricas para producir un efecto de bombeo. La investigación la dirigen Suresh Garimella y Eckhard Groll, un profesor de ingeniería mecánica. También colaboran en ella Stefan S. Bertsch y Abhijit A. Sathe. Los investigadores saben que, aunque van por buen camino con el desarrollo de esta tecnología, todavía hay dificultades para implementarla en aplicaciones prácticas. Un desafío es que resulta difícil construir un compresor realmente pequeño que funcione de forma eficiente y fiable. Se necesitarán nuevos tipos de sistemas de enfriamiento para los futuros chips de ordenador que probablemente generarán 10 veces más calor que los microprocesadores actuales, especialmente en partes muy concretas de las máquinas. La refrigeración miniaturizada como la estudiada en esta línea de investigación presenta ventajas cruciales sobre otras tecnologías de enfriamiento que son más convencionales. El mejor de estos sistemas tradicionales lo máximo que puede lograr es reducir la temperatura del chip hasta la temperatura ambiente, mientras que la refrigeración del tipo de la estudiada permite reducir la temperatura del chip por debajo de la ambiental. Esta capacidad de enfriar un chip por debajo de la temperatura ambiente podría resultar en ordenadores más pequeños y potentes, y además mejoraría la fiabilidad de los componentes, al reducir los daños que a largo plazo van haciendo mella en los chips por culpa de las altas temperaturas a los que estos se ven expuestos.
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